El 6 de febrero de 1981 apareció al borde de un camino forestal, con las manos atadas y un tiro en la nuca, el cadáver del ingeniero JOSÉ MARÍA RYAN ESTRADA, secuestrado en Bilbao ocho días antes, el 29 de enero. José María era ingeniero jefe de la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya). Tanto las instalaciones de la central, como la empresa Iberduero (promotora de la planta) y otras empresas vinculadas a la construcción de la misma, llevaban tiempo sufriendo una campaña de atentados y amenazas. El proyecto se inició en 1972 y, desde el principio, se vio contestado por los ecologistas y por vecinos y ayuntamientos de la zona, que se oponían a la construcción de la misma. Desde 1977, la banda asesina ETA se unió a la causa anticentral y empezó a atacar objetivos relacionados con la misma. En cinco años, ETA perpetró un total de 246 acciones terroristas que dejaron un saldo de cinco empleados muertos y catorce heridos.