El 29 de agosto de 1972 la banda terrorista ETA asesina en Galdácano al policía municipal ELOY GARCÍA CAMBRA cuando cuatro de sus miembros eran conducidos al cuartel de la Policía Municipal de la localidad para ser identificados.
La noche anterior, el lunes 28 de agosto, García Cambra había localizado un coche Seat 600 que le infundió sospechas. El vehículo estaba aparentemente abandonado, con las puertas abiertas y las llaves escondidas debajo de la alfombrilla, por lo que establecieron un servicio de vigilancia en torno al mismo. Al día siguiente por la mañana, observó que un individuo se acercaba al coche, por lo que le abordó preguntándole si era de su propiedad. El individuo, de aspecto sospechoso, respondió que era el coche de un amigo y otras vaguedades, que hicieron aumentar las sospechas del policía municipal. Por otro lado, al observar que otros tres desconocidos merodeaban por los alrededores, Eloy García le preguntó si los conocía, a lo que el sospechoso dijo que no. Tras estas explicaciones, el individuo se subió en un autobús de la línea Galdácano-Bilbao, descendiendo en la primera parada, dentro aún del casco urbano, donde le recogieron los otros tres individuos, que habían tomado previamente en un taxi. Estas extrañas maniobras habían sido observadas por Eloy García Cambra que decidió subir al Land Rover de la Policía Municipal con su compañero, el agente Ignacio Rubio, y dirigirse a un cruce de carreteras por donde era posible que pasase el taxi, como así sucedió.
Al llegar el taxi a Plazacoeche, los agentes municipales lo pararon y pidieron la documentación a los cuatro sospechosos. Estos manifestaron que no la llevaban encima por lo que los municipales pidieron ayuda a una pareja de la Guardia Civil, que se encontraba de servicio en el cruce de carreteras donde habían interceptado el taxi, y decidieron trasladarlos al cuartel de la Policía Municipal. El sargento de la Guardia Civil, Herminio Nebreda del Álamo, se montó en el taxi con tres de los sospechosos, mientras al cuarto lo llevaron en el Land Rover con los dos policías municipales y el otro agente de la Guardia Civil.
En el momento en el que llegaron al cuartel de Galdácano, se bajaron del Land Rover, primero los dos policías municipales y el guardia civil y, a continuación, el individuo sospechoso, que era el mismo que había intentado subirse en el Seat 600 unas horas antes. Inesperadamente, el sospechoso dio un empujón al guardia civil y disparó a quemarropa contra García Cambra, que fue alcanzado por dos disparos en la nuca y en la espalda. Se inició entonces un intenso tiroteo, en el que resultó herido en una pierna el sargento Herminio Nebreda del Álamo.
Los agresores huyeron corriendo hacia las afueras de Galdácano, aunque volvieron posteriormente con la intención de sustraer un Mini-Morris aparcado en la calle. Preguntaron por su dueño, Vicente Aranguren, a quien le pidieron colaboración para trasladar a un herido en accidente laboral. El dueño accedió a llevarles a Bilbao e, incluso, uno de ellos sacó un pañuelo blanco por la ventanilla para tener preferencia de paso. Antes de llegar a la clínica donde tenía que ser atendido el supuesto herido por accidente laboral, los cuatro sospechosos se bajaron del coche, y le dieron al dueño doscientas pesetas para compensarle por los gastos de gasolina.
En el lugar de los hechos los terroristas dejaron abandonada una cartera con ganzúas para abrir coches, una caja con munición del calibre 9 milímetros, una navaja de muelle grande y diversos papeles escritos en euskera. En el Seat 600 se encontró una caja de munición del calibre 9 milímetros, tres permisos de conducir robados, una libreta con anotaciones, ejemplares de propaganda y relaciones de matrículas de coches, la mayoría de la Policía de San Sebastián y de Bilbao, aunque también de particulares. Por la documentación incautada se logró conocer quiénes fueron los autores del atentado, por lo que las Fuerzas de Seguridad iniciaron una amplia operación de rastreo en la que se interrogó a unas cuarenta personas y se detuvo a varias personas supuestamente relacionadas con el ETA-V Asamblea. En su edición del 7 de septiembre de 1972 el diario ABC informaba que la Guardia Civil había identificado de forma fehaciente a los cuatro terroristas que habían intervenido en el asesinato de García Cambra, datos que coincidían con los que tenía la Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Los terroristas que participaron eran José Ignacio Múgica Arregui, alias Ezquerra, Roberto y Bigotes; José Luis Zabalonde Loibe, alias El Cojoe Iker; Isidro Garayalde Bedialauneta, alias Mamarru y Ondarrú, experto en explosivos, y José Antonio Aranguren Múgica, alias Julen. Los cuatro eran miembros de ETA militar liberados.
El 30 de agosto por la tarde se celebró el funeral por el alma del policía municipal asesinado, presidido por el ministro de Justicia, Antonio María de Oriol y Urquijo, al que asistieron miles de personas. Casi todos los comercios de la localidad permanecieron cerrados durante una hora en señal de duelo.
Eloy García Cambra tenía 44 años y era natural de San Martín de Unx (Navarra). Vivía en el barrio Capitán Aldecoa de Galdácano (actualmente Tximelarre Goikoa), y era un hombre popular y apreciado por sus vecinos. Estaba casado con Milagros Martínez Sanz y tenía cuatro hijos: dos varones de 16 y 18 años y dos chicas de 15 y 13. Pertenecía desde quince años antes al cuerpo de la Policía Municipal. Tras su asesinato el Ayuntamiento de la localidad le dedicó una calle con su nombre en el barrio donde vivía. El 19 de octubre de 1972 le concedieron la Cruz al Mérito Policial, con distintivo rojo, a título póstumo, pensionada en la persona de su viuda. En septiembre de 1974 el presidente de la Diputación de Vizcaya, Pedro Arístegui, propuso la concesión de la Medalla de Plata de la Provincia a título póstumo a García Cambra y al guardia civil Martín Durán Grande, asesinado en Bilbao en septiembre de 1974. Los dos habían sido asesinados por ETA en acto de servicio. En abril de 2007, el Ayuntamiento de Galdácano realizó un homenaje a las once víctimas mortales del municipio y se inauguró un monolito en su memoria, al que sólo pudieron asistir los familiares de García Cambra y Leoncio Sáinz, que sobrevivió a un atentado. Eloy García Cambra fue la quinta víctima asesinada por ETA y la única del año 1972.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.