A primera hora de la mañana del 2 de noviembre de 1978 el grupo Argala de ETA asesinaba a JOSÉ LUIS LEGASA UBIRÍA, éste se disponía a bajarse de su vehículo para visitar, junto a su hermano Miguel, una obra en construcción próxima a la variante norte de la carretera de Irún. Tres miembros del grupo Argala, entre ellos Henri Parot, se acercaron a Legasa Ubiría y lo tirotearon. La víctima recibió cinco impactos de bala, uno de ellos en la cabeza. Tras caer al suelo, fue rematado con un disparo a quemarropa. Su hermano Miguel, que llegó a forcejear con uno de los terroristas, resultó herido en una pierna.
Los antecedentes de este atentado se remontan a mayo de 1976. El empresario había recibido una carta de la banda asesina exigiéndole que se trasladase al sur de Francia y entregase una determinada cantidad de dinero. José Luis Legasa hizo lo que le pedían pero, previamente, había denunciado ante la Policía gala el chantaje. Gracias a esa denuncia fue detenido Francisco Javier Aya Zulaica, alias Trepa. La noche del miércoles 25 de mayo de 1976, gendarmes de la Policía judicial de Bayona, apoyados por la Policía judicial de Burdeos, irrumpían en el Bar Euskaldun de la localidad francesa procediendo a detener al etarra, a Enrique Errazpi y al barman del local, Jesús Murua. Previamente José Luis se presentó en el bar y preguntó por "Otxia", clave establecida por la banda para la entrega del dinero. Al parecer Otxia no era sino el acrónimo de Organización Txomin Iturbe Abasolo, la trama de extorsión de ETA. Cuando el receptor se identificó, Legasa lo señaló a la Policía para que procedieran a la detención.
En septiembre de ese mismo año Aya Zulaica fue condenado a tres años de cárcel por el Tribunal de Bayona y a pagar un franco simbólico al empresario extorsionado. Los medios locales reprodujeron durante el juicio, que se celebró en medio de enormes medidas de seguridad, una de esas cartas de extorsión que la banda enviaba a los empresarios. "Si no hace entrega del dinero en el día fijado, le buscaremos hasta ajusticiarle. Si avisa a la policía o en la entrega sucede cualquier contratiempo de cualquier tipo que fuere será igualmente ejecutado allá donde se encuentre". La acusación privada en el juicio fue hecha por José Luis Legasa, que exigió de indemnización un franco, que en la justicia francesa es el símbolo para reconocer la razón del denunciante. El etarra declaró durante el juicio que "se limitaba a ayudar a sus compatriotas que pasaban dificultades al llegar a Euskadi Norte". José Luis Legasa, que fue amenazado en diversas ocasiones por haberle hecho frente a la banda terrorista, afirmó que era el único empresario que se había negado a ceder al chantaje de ETA, y que si todos hiciesen lo mismo "no se financiaría el terrorismo para causar más muertes".
Para la criminal lógica de ETA esta ejemplar actuación de Legasa Ubiría no podía quedar impune. Por este motivo Domingo Iturbe Abasolo, Txomin, dio órdenes dos años después a Henri Parot y su grupo, recientemente constituido, de que cruzasen a España y asesinasen a José Luis. Para poder localizarlo, Iturbe les había proporcionado los datos del vehículo y una fotografía, tal y como declaró Parot tras su detención en 1990.
El cadáver de José Legasa fue trasladado al depósito municipal de Irún una vez que el juez ordenó el levantamiento del mismo, mientras su hermano Miguel fue trasladado al centro de la Cruz Roja de la localidad, donde se le curó del impacto de bala con orificio de entrada y salida en el muslo.
En su comunicado de reivindicación el 3 de noviembre, la banda terrorista ETA lo justificaba por haberse negado a pagar el "impuesto revolucionario" y por haber propiciado que se detuviese y condenase al "refugiado político Francisco Aya".
En 1993 la Audiencia Nacional condenó a Henri Parot a 29 años de reclusión mayor por el asesinato de José Luis Legasa, y a otros tres años de prisión menor por las lesiones sufridas por Miguel, el hermano de la víctima.
José Luis Legasa Ubiría tenía 49 años. Estaba casado y tenía cuatro hijos. Era contratista de obra y propietario de un garaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.