Poco antes de las diez de la noche del 28 de marzo de 1984, ETA asesinaba por la espalda, de dos tiros en la cabeza, al policía municipal de Elorrio (Vizcaya) JOSÉ NARANJO MARTÍN. Iba desarmado, como todos los municipales de la localidad, y sólo llevaba una bolsa con algo de comida.
Dos terroristas, que viajaban a bordo de un vehículo Chrysler 150 de color blanco, descendieron del mismo y efectuaron dos disparos con una pistola automática, hiriendo mortalmente por la espalda a José. En el lugar del atentado se encontraron dos casquillos de bala marca FN, de fabricación belga, calibre 9 milímetros parabellum. El policía municipal murió prácticamente en al acto alcanzado por varios balazos en puntos vitales de su cuerpo, como el tórax y la cabeza. Los asesinos se dieron a la fuga en el vehículo que habían robado una hora antes en Durango, tras dejar a su propietario atado en un monte.
Vecinos y compañeros de la víctima indicaron que José Naranjo, del que se desconocía cualquier afinidad política concreta, no había manifestado nunca haber recibido amenazas. Lo mismo afirmó su viuda, Consolación Fernández.
ETA reivindicó el atentado acusándole de ser "confidente y agente colaborador de las Fuerzas de Orden Público". El comunicado llega al delirio cuando acusan a José de realizar esa función de confidente ya durante el franquismo, e incluso antes de ser policía municipal, cuando trabajaba como conserje de escuela y trataba a guardias civiles a los cuales su mujer les hacía la comida.
José Naranjo Martín, de 50 años de edad, estaba casado con Consolación Fernández y era padre de siete hijos, de entre 9 y 22 años. Todos vivían con el matrimonio, salvo una hija que vivía en Tolosa. Natural de Moral de Calatrava (Ciudad Real), llevaba 19 años de servicio en la Policía Municipal.
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