El 12 de junio de 1991 el subinspector del Cuerpo Nacional de Policía ANDRÉS MUÑOZ PÉREZ y el agente VALENTÍN MARTÍN SÁNCHEZ, ambos artificieros, resultaron muertos cuando trataban de desactivar un paquete-bomba enviado por la banda terrorista ETA, localizado en un almacén de la empresa Servitrans en el barrio de Vallecas. El paquete-bomba iba inicialmente destinado al presidente de Construcciones Atocha S.A., Jesús Gallego. La empresa era una de las adjudicatarias de la autovía de Leizarán, a cuyo trazado se oponía ETA por su supuesto impacto medioambiental.
El paquete-bomba fue remitido desde Toledo al número 77 de la calle Ortega y Gasset de Madrid a través de la empresa de mensajería Servitrans. La empresa no pudo entregarlo a su destinatario, pues la sede de Construcciones Atocha S.A. se había trasladado a la calle Núñez de Balboa.
Al ser devuelto el paquete, personal de Servitrans trató de ponerse en contacto con el remitente, averiguando que era un nombre ficticio. En el recibo del envío, que venía a portes pagados, figuraba la inscripción "L.E. y ZARAN" y una dirección de Ciudad Real inexistente. Fue por eso por lo que dieron aviso a la Policía. En torno a las 19:00 horas llegaron los artificieros de los Tedax que llevaron el paquete sospechoso a un furgón policial. Contenía entre tres y cuatro kilos de explosivo. En el momento en que intentaban desactivar el artefacto, estalló causando la muerte en el acto a Andrés Muñoz y a Valentín Martín. La potente explosión lanzó trozos de la carrocería de la furgoneta a los tejados de las casas colindantes.
Además, resultaron heridos de diversa consideración los agentes José Ríos Rubio, con lesiones en la cara y hundimiento de macizo facial; Julián Ramírez Berbes, con traumatismo ocular; Vicente Benítez Gómez, Salvador Pinel Morales, Juan Mateo Peral Ocaña y Fernando Orgaz Pereira.
Dos empleados de la empresa de mensajería, Honorio Timón Redondo y Jesús Mariano Lafuente Molina, además del transeúnte Antonio Manuel Barjón Buitrago, resultaron heridos leves alcanzados por los hierros del coche que actuaron como si fuesen metralla.
Al funeral por los dos agentes, celebrado por la mañana en las dependencias de los Servicios Centrales de Policía Judicial de Canillas en Madrid, acudieron el ministro del Interior, José Luís Corcuera; el delegado del Gobierno en Madrid, Segismundo Crespo; los directores generales de la Policía y de la Guardia Civil -José María Rodríguez Colorado y Luis Roldán, respectivamente- y el alcalde electo de Madrid, José María Álvarez del Manzano.
La banda terrorista ETA se atribuyó el atentado en un comunicado publicado por el diario Egin el 28 de junio. En el mismo aseguraban que el paquete-bomba no iba dirigido contra directivos o empleados de Construcciones Atocha, sino contra los artificieros de los Tedax. Sin embargo, el 3 de agosto ETA envió otro paquete-bomba a la misma empresa. Felipe Rey Patiño, ejecutivo de la misma, y el vigilante Antonio Llanes Chacón resultaron heridos a consecuencia de la explosión. Antonio perdió la mano izquierda y sufrió la amputación de varios dedos de la otra. Por otra parte, el 4 de marzo de ese mismo año, miembros del grupo Ekaitz de ETA habían asesinado a tiros en Valencia a José Edmundo Casañ Pérez-Serrano, directivo de la empresa Ferrovial, también adjudicataria de las obras de la autovía.
La presión de la banda terrorista para que se modificase el trazado obtuvo sus frutos después de tres asesinatos y nueve heridos. El 22 de abril de 1992 el Gobierno de la Diputación de Guipúzcoa, con los votos a favor del PNV y el PSE, y la aquiescencia de Herri Batasuna, llegó a un acuerdo para dar vía libre a su construcción, modificando parte del trazado exigido por los proetarras.
En 2005 la Audiencia Nacional condenó a José Luis Urrusolo Sistiaga a 296 años por el asesinato de Valentín y Andrés, y como autor de diez asesinatos frustrados y un delito de estragos.
Valentín Martín Sánchez tenía 38 años cuando fue asesinado por la banda terrorista ETA. Estaba casado y tenía dos hijos de 9 y 6 años. Era natural de Grimaldo (Cáceres), adonde acudía frecuentemente con su mujer y sus hijos. Sus restos mortales fueron enterrados en Móstoles, donde vivía.
Andrés Muñoz Pérez era de Navaluenga (Ávila), donde fueron enterrados sus restos mortales. Tenía 51 años, estaba casado y era padre de seis hijos, con edades comprendidas entre los 24 y los 5 años. Llevaba treinta años de servicio, la mitad de ellos en los Tedax, pero no tenía pensado pasar a segunda actividad, pues había muchos hijos a los que sacar adelante. Entró en la UDE de Madrid para sustituir a Esteban del Amo García. Casualmente, ambos fueron asesinados el mismo día, pero con seis años de diferencia.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.