martes, 23 de junio de 1987

Mercedes Moreno Moreno

El 23 de junio de 1987 falleció en la residencia sanitaria del Valle de Hebrón MERCEDES MORENO MORENO, cuatro días después de que la banda terrorista ETA hiciera estallar un coche-bomba en el aparcamiento del centro comercial de Hipercor en Barcelona

domingo, 21 de junio de 1987

Felipe Caparrós Ubierna y Consuelo Ortega Pérez

El 21 de junio de 1987 fallecieron FELIPE CAPARRÓS UBIERNA y CONSUELO ORTEGA PÉREZ, dos días después de que la banda terrorista ETA hiciera estallar un coche-bomba en el aparcamiento del centro comercial de Hipercor en Barcelona.

viernes, 19 de junio de 1987

Atentado de Hipercor

El atentado de Hipercor fue perpetrado por la organización terrorista ETA el 19 de junio de 1987 en la ciudad de Barcelona (España), y consistió en la colocación de un potente explosivo en un centro comercial de la empresa Hipercor ubicado en la avenida Meridiana de dicha ciudad. Fue el mayor atentado de la historia de la banda terrorista en la capital catalana,​ causando la muerte de 21 personas y heridas a otras 45. ETA explicó en un comunicado posterior que había avisado previamente de la colocación de la bomba y que la policía no desalojó el local.

José Valero Sánchez

José Valero Sánchez, casado con María de los Desamparados Piñazo Gómez, murió en el acto el 19 de junio de 1987 en el atentado perpetrado por ETA que provocó la explosión de un coche-bomba en el aparcamiento subterráneo del Hipercor de Barcelona.

Matilde Martínez

Matilde Martínez de 35 años, era natural de O Nocedo, en el municipio de Quiroga (Lugo) y estaba soltera. Estudiaba en una academia de Barcelona para conseguir el título de ingeniero-delineante. Fue una de las promotoras del fútbol femenino en Cataluña, donde había comenzado su carrera deportiva en el equipo femenino de la Gramanet en 1971 y jugaba en el medio campo con el F. F. Cataluña, del que era capitana. El 19 de junio de 1987, Matilde fue al Hipercor de la avenida barcelonesa de la Meridiana a comprar ropa, cuando explotó un coche-bomba colocado por ETA en el aparcamiento subterráneo del centro comercial.

Xavier Valls Bauzá

Xavier Valls Bauzá, de 40 años y casado, murió el 19 de junio de 1987 tras la explosión de un coche-bomba colocado por ETA en el aparcamiento del centro comercial Hipercor de Barcelona. Valls fue el arquitecto del Plan Popular de Alternativa Urbana de la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet, donde fue enterrado dos días después de su muerte.

Xavier Valls Bauza, de 40 años, estaba casado con María Josep Olivé Pérez. Fue enterrado en el cementerio de Santa Coloma de Gramanet el domingo 21 de junio. Xavier era arquitecto y fue el autor del Plan Popular de Alternativa Urbana de Santa Coloma elaborado en 1978.

Su viuda escribió un artículo en La Vanguardia (17/06/2007) con motivo del 20º aniversario del atentado que refleja muy bien de qué forma han sido tratadas las víctimas en España y de qué forma se ha tratado a los asesinos: "Ser víctima es mucho más difícil porque eres una ciudadana, y eso significa que no vas a utilizar la venganza, sino que esperarás de los tribunales esa mínima restitución que supone el castigo del culpable.

Los homenajes y manifestaciones en apoyo de ‘los mártires etarras’ y presos evidencian nuestra soledad y nuestra invisibilidad. Desde algunas jerarquías eclesiásticas y líderes políticos se han oído declaraciones tan comprensivas para los culpables que resultan ofensivas para las víctimas. Las sentencias de condenas milenarias han acabado reducidas a poco más de una decena de años. Los exilios dorados en el Caribe a expensas de nuestros impuestos; los estudios universitarios en la cárcel con aprobados ‘políticos’ y la tolerancia con la kale borroka, cantera de futuros terroristas..., los demasiados miles de personas que los apoyan, que los comprenden, o que simplemente callan. ¿Se entendería la misma actitud con un violador, con un delincuente fruto de la marginación? ¿Se preguntaría a sus víctimas si perdonan? ¿En qué país decente los delincuentes van a cara descubierta y las fuerzas del orden deben esconderse bajo el pasamontañas? ¿Qué insensatez estamos viviendo desde hace más de treinta años?".

María Teresa Daza y Rafael Morales Ocaña

María Teresa Daza estaba embarazada cuando murió junto a su marido, Rafael Morales Ocaña, en el atentado que perpetró la banda terrorista ETA tras detonar un coche-bomba en el aparcamiento del centro comercial Hipercor de Barcelona el 19 de junio de 1987. Tenían un hijo de 7 años, Jordi Morales Daza. Rafael trabajaba en la Diputación de Barcelona y vivía en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona).

 María Teresa Daza
Trabajaba en la Diputación de Barcelona, era una vecina muy querida en Santa Coloma de Gramanet y estaba embarazada cuando el coche bomba de Hipercor les arrancó la vida de cuajo a ella y su marido, Rafael Morales. Ambos dejaron huérfano a un hijo de siete años. Tal era el cariño que les rendían los vecinos de su pueblo, donde eran muy conocidos por su activismo en los movimientos asociativos populares, que, según informó ABC , al entierro del matrimonio acudieron más de 20.000 personas. Cuando los asistentes se percataron de que los ataúdes con los cuerpos de la pareja iban a ser introducidos en nichos separados, la multitud se opuso y finalmente fueron colocados en cubículos separados.

Rafael Morales (33 años)
Perdió su propia vida y jamás vería junto a su mujer ver crecer a su primer hijo y nacer al segundo. Era tal su compromiso con los que le rodeaban que, con tan sólo 18 años, en 1972, había sido juzgado en consejo de guerra por los enfrentamientos del vecindario de Santa Coloma de Gramanet con la Guardia Civil, para exigir la construcción de un ambulatorio para la localidad. Fue este activismo el que le había hecho muy popular entre sus vecinos.

Luis Enrique Saltó

Luis Enrique Saltó Viñueles, de 22 años, trabajaba como rotulista decorador en los grandes almacenes Hipercor de Barcelona, en los que la organización terrorista ETA hizo estallar un coche-bomba, en el aparcamiento subterráneo el 19 de junio de 1987.

Luisa Ramírez Calanda

Luisa Ramírez Calanda, de 41 años, estaba casada con Ricardo Labad Muñoz y tenía dos hijos cuando la banda criminal ETA la asesinó en el centro comercial Hipercor de Barcelona, en la avenida Meridiana, tras detonar un coche-bomba en el aparcamiento subterráneo de los grandes almacenes el 19 de junio de 1987.

Luisa fue una de las últimas víctimas que fueron identificadas en el Anatómico Forense por el estado en el que había quedado su cuerpo tras la explosión del coche bomba. Veinte años después del ataque, una de sus hijas, Margarita Labad, reconocía a «La Vanguardia» que aún tenía que seguir tomando antidepresivos y que su carrera profesional había estado marcada por las bajas médicas: «Desde aquel día mi vida es una montaña rusa emocional. Los primeros años me convertí en una persona muy vulnerable».

Mercedes Manzanares - Silvia Vicente y Jordi Vicente

El 19 de junio de 1987, Mercedes Manzanares Servitjá, de 30 años y soltera, iba acompañada de sus sobrinos Silvia Vicente Manzanares. y Jordi Vicente Manzanares, de 13 y 9 años. Los tres estaban en el aparcamiento subterráneo del centro comercial Hipercor de Barcelona e iban a volver a casa después de hacer las compras, cuando la banda terrorista ETA detonó un coche-bomba dentro del aparcamiento. Los dos niños estaban en los asientos traseros y Mercedes en el delantero. Mercedes murió en el acto y sus sobrinos murieron intoxicados por el humo.

Mercedes Manzanares (30 años)
Murió en el mismo aparcamiento por el impacto de la explosión cuando, junto a sus sobrinos de nueve y 13 años, se disponían a volver a casa tras haber realizado las compras. Mercedes, soltera, había llevado a los niños a comprarse un bañador , porque pocos días después tenían que irse de viaje de fin de curso. «Yo la habría acompañado –contaba Nuria Manzanares, madre de los niños y hermana de Mercedes a “El País” en 2001–, pero aquella tarde tenía que estar en la peluquería, de manera que en mi lugar fue mi hermana. Yo les sugería que fueran a esas galerías que entonces se estaban poniendo de moda, el Bulevard Rosa, pero decidieron que irían más cerca». En la película «Trece entre mil», de Iñaki Arteta, el marido de Nuria relató cómo se enteró de la tragedia, tras recorrerse media Barcelona: «Volví otra vez a Hipercor, y entonces, una vez ahí, preguntando, siento: “Mercedes Manzanares”, y entonces, claro, al oír su nombre…»

Silvia Vicente (13 años)
Fue la segunda víctima más joven, sólo después de su hermano Jordi. Ambos se encontraban en el asiento de atrás del coche que conducía su tía Mercedes. Pero ellos no fallecieron por la explosión: «A ellos no les tocó de lleno porque murieron por ahogamiento, por el humo, no fue por nada más», contaba el padre años después.

Jordi Vicente (9 años)
Fue la víctima más joven del atentado, y hoy habría cumplido los 34 años si no hubiera muerto a causa de la gran cantidad de humo que generó la explosión del Ford-Sierra colocado por el etarra Troitiño . «El niño estuvo a punto de quedarse en casa, pero en el último momento decidió ir», relataba su madre a ABC en 2002, en la que relató que en el momento del atentado no sabía que estaba embarazada de un tercer hijo. Aún así, no deja de preguntarse por qué dejó a sus hijos y su hermana que fueran a comprar el bañador aquel día.

María Emilia Eyre

María Emilia Eyre, de 44 años, era natural de Chantada (Lugo) y vivía en Barcelona desde pequeña. El 19 de junio de 1987, estaba comprando en el centro comercial Hipercor de Barcelona con su familia, cuando explotó un coche-bomba colocado por ETA en el aparcamiento de los grandes almacenes. Su marido, Rodrigo Galicia álvarez, fue herido en el atentado pero se recuperó rápido. Uno de sus hijos les acompañaba, pero poco antes de que estallara la bomba salió de los grandes almacenes y decidió esperarles en un bar cercano.

Esta gallega natural del municipio lucense de Chantada, que vivía en Barcelona desde su infancia, falleció en el mismo instante de la explosión, mientras realizaba las compras junto a su familia. Según contaba a El País el hermano de la fallecida, Francisco Eyre, María incluso tranquilizó a su marido poco antes de la explosión cuando agentes de la Policía acudieron al supermercado tras la llamada de aviso de ETA: «No tengas miedo Rodrigo, le dijo mi hermana a su marido al observar la presencia de policías en el hipermercado, porque si hubiera una bomba nos habrían avisado». Pero María se equivoco. Su hijo, en cambió, había tenido la suerte de salir del supermercado un rato antes de que estallara la bomba, porque no le apetecía estar de compras y los esperó en un bar próximo.

María del Carmen Mármol Cubillo - Susana Cabrerizo Mármol y Sonia Cabrerizo Mármol

María del Carmen Mármol Cubillo, de 36 años, estaba junto a sus dos hijas, Sonia y Susana Cabrerizo Mármol, en el aparcamiento del Hipercor de Barcelona. Después de realizar unas compras iban a regresar a casa, cuando ETA detonó, a veinte metros de su vehículo, un coche-bomba en el aparcamiento subterráneo que acabó con sus vidas el 19 de junio de 1987. Murieron por asfixia. En el atentado fallecieron 21 personas y otras 46 resultaron heridas. Era propietaria junto a su marido, Álvaro Cabrerizo, de diversos negocios, entre ellos varios videoclubes y un restaurante. Tras el atentado, su marido tuvo que abandonar Barcelona porque comenzó a recibir llamadas en las que le amenazaban con que le sucedería lo mismo que a su familia.

Susana Cabrerizo Mármol (13 años)
Había ido por primera vez a Hipercor, junto a su hermana y su madre, para comprar unos bañadores y unas zapatillas de playa para las vacaciones. Cuando las tres se encontraban en el interior del vehículo en el aparcamiento, la onda expansiva les alcanzó de lleno. Ella y su madre, María del Carmen Mármol, fallecieron en el acto. Su hermana, de 15 años, murió mientras era trasladada al hospital. Su padre, Alvaro Cabrerizo, que perdió aquel día de un plumazo a toda su familia, contaba en una entrevista a ABC , sólo seis días después de la matanza, que poseía dos videoclubes que montó con la indemnización que había recibido de SEAT tras un accidente laboral. Uno lo llevaba su mujer y en ambos ayudaban sus dos hijas. «Nos funcionaban bien las cosas –relataba–. El día del atentado ocurrió que mi esposa no abría el videoclub. Me temí un accidente o alguna cosa. A las seis y media de la tarde me enteré de que había habido un atentado en la Meridiana y me fui a Hipercor y vi el drama que allí se vivía». Después de no encontrarlas en la lista de fallecidos, visitó todos los hospitales de Barcelona hasta que llegó al Clínico. Allí una enfermera le dijo que había dos cadáveres sin identificar y que si se atrevía verlos. «Mi esposa y yo nos habíamos comprado una cadena para llevarla siempre los dos iguales. Le pregunté a una enfermera si llevaba un cordón como el que tenía yo y me contestó: “No se asuste, pero creo que sí”. Antes de ver a mi esposa, vi a mi hija Susana. Esta muy quemada. Después vi a mi esposa…», recordaba.

Sonia Cabrerizo Mármol (15 años)
Su padre recordaba que después de la trágica noticia de que estaban las dos muertas, le quedaba la esperanza de que su otra hija, Sonia, viviera. Pero sobre las tres de la madrugada una asistenta social le avisó de que había llegado un cuerpo con las características de su hija mayor. «Sonia había llevado dos años aparato ortopédico porque tenía la columna desviada y ahora le habían dicho los doctores que podía empezar a quitársela. Era el único consuelo que me habría quedado de no haber muerto, pero también me la mataron», contaba.

María del Carmen Mármol (36 años)
Si María del Carmen viviera hoy tendría 61 años y es probable que hubiera sido abuela si sus dos hijas, Sonia y Susana, que hoy tendrían 38 y 40 años, no hubieran muerto en el atentado de Hipercor, hace ahora 25 años. Su marido, Alvaro Cabreriza, se quedó sólo de un día para otro, con varios negocios que regentar y sin la ayuda de María del Carmen. Pero eso no fue no fue suficiente para los simpatizantes etarras: «Tras realizar declaraciones en los medios, tuvo que dejar Barcelona porque empezó a recibir llamadas amenazantes en las que se le decía que iba a correr la misma suerte que su familia», contaba ABC .

Milagros Amez Franco

Milagros Amez Franco, de 43 años, natural de Laguna Dalga (León), fue una de las víctimas mortales del atentado de Hipercor de Barcelona el 19 de junio de 1987 . Estaba casada con Rafael Güell y tenía dos hijos de 17 y 12 años. Trabajaba en una tienda de plantas medicinales propiedad de su marido.

Su marido, Rafael Güell, la había dejado en el aparcamiento del centro comercial cargando la compra en el coche, donde la vio por última vez con vida: «Yo trabajaba en uno de los tres edificios situados encima de los almacenes y dejé a mi mujer un momento para subir al despacho. Desde el ascensor oí la explosión», contaba a ABC en 2002 , cuando tenía 60 años, mientras recordaba el humo y la agónica espera: «No se podía ver nada. Permanecí varias horas en la calle hasta que me comunicaron que mi esposa había sido trasladada al hospital de Sant Pau». Milagros, natural de Laguna Dalga (León) y madre de dos hijos que en aquel momento tenían 12 y 17 años de edad, trabajaba en la tienda de plantas medicinales que regentaba Rafael. Tras el atentado, sus hijos llegaron al hospital en Taxi, donde Milagros falleció.

El 19 de junio de 1987, los terroristas Domingo Troitiño, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón pusieron un coche-bomba en el centro comercial Hipercor de Barcelona, en la avenida Meridiana. Según recoge la sentencia 49/1989 de la sección 1ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, habían recibido órdenes para realizar diversos ataques contra empresas de capital francés o mixto hispano-francés. Los etarras creyeron que Hipercor era una firma francesa y llegaron a la conclusión de que atentar allí sería fácil, porque sólo tendrían que abandonar un vehículo cargado de explosivos en un edificio civil que carecía de protección o control de seguridad. Su intención era causar los mayores daños posibles y estimaron que era mejor que la explosión se llevase a cabo durante el día, en pleno horario comercial.