jueves, 22 de diciembre de 1988

Engraciano González Macho

En torno a las 20:00 horas del 22 de diciembre de 1988, la banda terrorista ETA asesina en Zarauz (Guipúzcoa) al empresario de hostelería ENGRACIANO GONZÁLEZ MACHO. Hacía apenas seis meses que Engraciano había abierto en Zarauz un pub, el Antxi, y ahí se encontraba cuando el etarra Juan Carlos Balerdi Iturralde entró y se pidió una consumición. Minutos después le descerrajó dos tiros en la cabeza que provocaron la muerte en el acto de Engraciano, que se encontraba en ese momento detrás de la barra del pub. Fuera del local aguardaba un segundo terrorista para cubrir la acción de Balerdi Iturralde, y un tercero esperaba a ambos en un vehículo en el que emprendieron la huida.

domingo, 18 de diciembre de 1988

José Antonio Barrado Recio y José Aldaolea Abaitua

A las tres y media de la tarde del 18 de diciembre de 1988 la banda terrorista ETA hacía explotar un potente coche-bomba al paso de un convoy policial que se dirigía al campo de fútbol de Ipurúa, en Éibar (Guipúzcoa), para prestar el servicio de vigilancia habitual en días de espectáculos deportivos, en este caso el encuentro de Segunda División entre el Éibar y el Sabadell. Los policías nacionales pertenecían a la Compañía de la Reserva General con base en Logroño. Hacia las 15:20 horas, cuando quedaban dos para que se iniciase el partido, uno de los terroristas accionó el mando a distancia que provocó la explosión del coche-bomba. La deflagración alcanzó de lleno al último de los coches que formaban el convoy –cuatro furgonetas Avia con veinte agentes a bordo–. Como consecuencia de la misma resultó gravemente herido el policía nacional JOSÉ ANTONIO BARRADO RECIO. Fue sacado aún con vida del amasijo de hierros en que quedó convertido el furgón policial pero falleció mientras era trasladado a un centro sanitario de la propia localidad.


También resultó gravemente herido el sacristán de la parroquia de Arrate, JOSÉ ALDAOLEA ABAITUA, que fallecería con posterioridad a la sentencia por la que se condenó a los autores del atentado, dictada en diciembre de 1990, en la que figura como uno de los asesinatos frustrados, según se recoge en Vidas rotas (Alonso, R., Florencio Domínguez, F., y García Rey, M., Espasa 2010, pág. 701). Sin embargo, Aldaolea Abaitua sí figura como víctima mortal en el listado del Ministerio del Interior, con fecha 18 de diciembre de 1988 junto al agente Barrado Recio. Incluso es confuso cuál fue el motivo de las heridas del sacristán de Éibar, pues en algunos medios de comunicación se hicieron eco de que fue víctima del tiroteo posterior al atentado entre los policías de los demás furgones del convoy y los terroristas. Incluso se produjo una auténtica persecución por parte de vecinos de la localidad contra el terrorista que accionó la bomba. Varios eibarreses, en una actitud muy valiente, salieron en su persecución al grito de "¡A ese, a ese!" pero, cuando estaban a punto de alcanzarle, el terrorista esgrimió una pistola de forma amenazadora, y los vecinos tuvieron que desistir en su intento de detenerlo. No obstante, el parte médico del Hospital de Galdácano señaló que José Aldaolea sufrió un grave desgarro femoral y choque traumático, lo que hace suponer que fue alcanzado directamente por la explosión del coche-bomba.

José Aldaolea Abaitua, de 77 años en el momento del atentado, era el sacristán de la parroquia del barrio eibarrés de Arrate. No hay constancia de cuándo murió y si su muerte fue consecuencia de las secuelas que le provocaron las heridas sufridas en el atentado. Figura como víctima de ETA en el listado del Ministerio del Interior. Además, fue una de las personas homenajeadas como víctima del terrorismo en Éibar el 21 de diciembre de 2008.