El 13 de diciembre de 1978 dos integrantes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban en Pasajes (Guipúzcoa) al ex guardia civil y jefe de la Policía Municipal JUAN JIMÉNEZ GÓMEZ. Ocho días antes, el 5 de diciembre, miembros del grupo Donosti de ETA habían asesinado en San Sebastián a un subordinado suyo, el policía municipal Ángel Cruz Salcines, además de a sus amigos el comisario de Policía José María Sarrais y el subcomisario Gabriel Alonso Perejil. Juan Jiménez escribió entonces una carta a El Diario Vasco y otros periódicos negando que su subordinado fuese un "conocido chivato de Pasajes", indignado por que la banda hiciese falsas acusaciones contra él. La respuesta, como recuerda la viuda de Salcines en Contra el olvido (Cristina Cuesta, Temas de Hoy, 2000) fue asesinarlo. Desmentir a ETA era algo que muy pocos se atrevían a hacer y Juan Jiménez lo pagó con su vida.
Hacia las 20:50 horas de ese día dos miembros de los CAA penetraron a cara descubierta en las dependencias de la Policía Municipal en la plaza de Viteri de Pasajes. Al agente que se encontraba de guardia, Vicente Quintana, le dijeron que uno de ellos había perdido el carné de identidad y, cuando se dio la vuelta para buscar el formulario de denuncia, lo encañonaron y le obligaron a que les condujese al despacho de Juan Jiménez. Tras preguntarle si era el jefe de la Policía Municipal y responder éste afirmativamente, le dispararon en la cabeza y el pecho, pese a los ruegos de Quintana. El cuerpo sin vida de la víctima quedó reclinado en el sillón del despacho, con las gafas en la mano.
Tras dispararle, se apropiaron de su arma reglamentaria y su cartera y emprendieron la huida en un coche que habían robado previamente, donde esperaba un tercer terrorista. El vehículo, un Renault 12, había sido robado a su propietario a punta de pistola a la puerta de su domicilio en Pasajes Ancho. Poco después del atentado, la Guardia Civil localizó al dueño del coche esposado junto a una vieja fábrica de harina en la carretera Nacional I, entre Pasajes y Rentería.
Este asesinato es una muestra más de que ETA y su marca B, los CAA, son la misma banda terrorista. Primero, porque el asesinato de Ángel Salcines fue cometido por ETA, mientras que el de Juan Jiménez es obra de los CAA, existiendo una clara relación entre ambos atentados que, a fin de cuentas, persiguen el mismo objetivo. Y, segundo, porque pese a que la autoría material fue de los CAA, el asesinato de Jiménez Gómez fue reivindicado, curiosamente, por ETA militaren un comunicado enviado a los medios de comunicación vascos. En el mismo, la banda aseguraba que Juan Jiménez ejercía una "destacada función al servicio a las fuerzas represivas que invaden el territorio vasco" y que había participado en "tareas represivas contra el movimiento obrero y popular de la zona de Pasajes". En el comunicado se añadía: "Queremos insistir en que, como ya hemos hecho en anteriores ocasiones en que hemos ejecutado a miembros de la Policía Municipal, este tipo de acciones armadas no van dirigidas contra esta institución como tal, sino solamente contra aquellos elementos que desde dentro de ella muestran un grado de infiltración y colaboración con las fuerzas policiales españolas".
En julio de 1980 se detiene a varios miembros de los CAA, entre ellos a Jesús María Larzabal Bastarrika, alias Mikel y Lagun. Larzabal Bastarrika fue acusado y condenado por la Audiencia Nacional como autor del asesinato de Juan Jiménez a 25 años de reclusión mayor. En la misma sentencia fue condenado a 16 años de prisión menor Luis María Damián Expósito Arza como cómplice del asesinato. También participaron, presuntamente, como autores materiales del asesinato los miembros de los CAA Francisco Javier Larrañaga Juaristi, alias Peru (muerto en mayo de 1979 en Hendaya), y Francisco Aldanondo Badiola, alias Ondarru (fallecido en octubre de 1979 cuando intentaba huir tras ser localizado por la Guardia Civil en un caserío de Izaskun, cerca de Tolosa).
En 1984 Larzabal Bastarrika se desvinculó, supuestamente, de la banda, tras enviar una carta al Defensor del Pueblo en la que rechazaba el uso de la violencia. Desde ese momento la Audiencia Nacional empezó a tramitar su indulto individual y, a principios de los noventa, gozaba del tercer grado penitenciario pese a que había sido condenado a penas que sumaban un total de 233 años de prisión por varios asesinatos.
Juan Jiménez Gómez tenía 58 años. Casado y con un hijo, era natural de la localidad malagueña de Benaoján. Fue miembro de la Guardia Civil hasta que se retiró y se hizo cargo de la Jefatura de la Policía Municipal de Pasajes. Treinta años después de su asesinato, el 13 de diciembre de 2008, el Ayuntamiento de Benaoján, a instancias de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), homenajeó al brigada asesinado, en un acto al que asistieron un hermano y un sobrino de la víctima.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.