El 11 de septiembre de 1985 fallecía en Madrid, tras dos días de agonía, el ciudadano estadounidense EUGENE KENNETH BROWN, gravemente herido por la explosión de un coche-bomba que la banda terrorista ETA hizo estallar el 9 de septiembre en la plaza de la República Argentina al paso de un autobús de la Guardia Civil que iba a realizar el relevo del servicio de vigilancia de la Embajada soviética.
Eugene Kenneth Brown había llegado a Madrid tres días antes para asistir a una reunión de directivos de la filial española de la multinacional Johnson & Johnson para la que trabajaba, y debía haber abandonado España ese mismo día. A las 7:20 de la mañana del 9 de septiembre salió a hacer footing por las inmediaciones de la plaza de la República Argentina, como había hecho todas las mañanas desde que llegó a Madrid. En la calle Carbonero y Sol, que transcurre desde el paseo de la Castellana hasta la plaza de la República Argentina, el asesino Iñaki de Juana Chaos había aparcado un coche-bomba, que hizo estallar por control remoto al paso del autobús de guardias civiles.
Tras la explosión, los guardias civiles, muchos de ellos heridos y aún conmocionados, fueron tiroteados por los terroristas. En esas condiciones, tuvieron que repeler la agresión, ayudados por los agentes que montaban guardia ante la Embajada de la Unión Soviética a los que iban a dar el relevo, según contó el diario El País.
El conductor del autobús, Antonio Medina Gordillo, evitó que se consumase la masacre de guardias civiles que pretendía ETA, al acelerar y pasar en ámbar el semáforo de la plaza. "Cuando llegaba al semáforo vi un coche aparcado en medio del paso de peatones, y me extrañó, por lo que, aunque el semáforo se puso en ámbar, aceleré", contó desde el hospital al diario ABC.
Además de a Eugene Brown, la explosión hirió de diversa consideración a otro civil, Alfonso Trillo Bernabéu, y a dieciséis de los veinticuatro guardias civiles que ocupaban el autobús: Miguel Ángel Chapado Manzanas, Luis Corchado Gibello, Juan Antonio Corredor Pérez, Jacinto Delgado Córdoba, Enrique González Martín, Pedro Jiménez González, Ángel Larios Rivero, Antonio Malfeito Inchausti, Antonio Medina Gordillo, Jesús Pérez Rodríguez, José Pérez Rodríguez, Raimundo Plata Pampanas, Marcos Rey Patón, José Carlos Sánchez Martín, Alfonso Sánchez Rodríguez y Manuel Varela Reyes. Durante el último juicio contra los autores del atentado, celebrado en 2007, los guardias civiles explicaron al tribunal que, a pesar del tiempo transcurrido, todavía padecían secuelas físicas y psicológicas a causa del atentado.
Los heridos fueron trasladados inmediatamente a diversos centros hospitalarios. Eugene fue ingresado en el Hospital de la Cruz Roja en estado muy grave y en coma profundo. Operado la misma noche del atentado, en el parte médico emitido al día siguiente se informaba que la víctima continuaba "en coma profundo secundario originado por la isquemia cerebral que sufrió". Continuaba el parte señalando que la víctima "tenía un edema cerebral a consecuencia de la isquemia, por lo que se procedió a implantarle un catéter, para la activación de la presión intracraneal". La víctima no pudo salir del coma, falleciendo dos días después, el 11 de septiembre.
El testimonio del etarra arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa ha permitido reconstruir la preparación y ejecución del atentado por el grupo Madrid de ETA, integrado en esos momentos por el propio Soares Gamboa y los asesinos múltiples Juan Ignacio de Juana Chaos y Belén González Peñalva, además de Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto, que eran los que proporcionaban infraestructura informativa e inmobiliaria a los miembros del grupo.
El grupo Madrid de ETA, siguiendo órdenes de la cúpula de la banda, decidió atentar contra la Guardia Civil aprovechando la información que Del Río Prada y Esteban Nieto les había facilitado sobre un microbús del Instituto Armado que pasaba todas las mañanas por la plaza de la República Argentina.
El objetivo del atentado era provocar una masacre de guardias civiles mediante un coche-bomba cargado de explosivos que harían estallar al paso del autobús. En esta ocasión no lo consiguieron, cosa que sí hicieron diez meses después, el 14 de julio de 1986, en la plaza de la República Dominicana, donde el grupo Madrid asesinó a doce jovencísimos guardias civiles.
Para preparar el atentado de la plaza de la República Argentina los etarras prepararon un coche robado en San Sebastián, un Peugeot 505, al que cambiaron las placas de matrícula por otras falsas, vehículo que Soares Gamboa estacionó en un aparcamiento público en la plaza de Callao. El 8 de septiembre de 1985, Soares Gamboa recogió el coche cargado con explosivos y se dirigió a un colegio mayor de la Ciudad Universitaria, donde había quedado con González Peñalva y De Juana Chaos. Ambos llegaron en un taxi a cuyo conductor habían encerrado en el maletero. De Juana se puso al volante del coche-bomba, mientras que Soares Gamboa y González Peñalva le siguieron en el taxi, aunque González Peñalva se apeó del taxi en la calle Princesa por miedo a ser reconocida. El coche-bomba fue estacionado en la calle Carbonero y Sol, junto a la plaza por la que iba a pasar el autobús de la Guardia Civil. Fue De Juana quien activó por control remoto el artefacto, compuesto por entre 8 y 12 kilos de explosivo y 2 más de tornillería como metralla, al paso del autobús.
En el año 2000 la Audiencia Nacional condenó a De Juana Chaos a 489 años de cárcel, a Del Río Prada a 478 años y a Soares Gamboa a 299 años por los delitos de atentado, un asesinato consumado, diecisiete asesinatos frustrados y estragos, entre otros. En 2007 fue condenada González Peñalva, alias Carmen, a 467 años por los mismos delitos, tras ser extraditada desde Francia en noviembre de 2005.
Eugene Kenneth Brown, de 45 años, estaba casado y tenía dos hijos. Natural de Pensilvania, residía en Nueva Jersey. Trabajaba en la multinacional estadounidense Johnson & Johnson como controlador de inventarios. Ha sido, hasta la fecha, la única víctima estadounidense de la banda terrorista ETA. Como escribió el periodista americano Robert Latona en mayo de 2007, Eugene "was jogging in the wrong place at the wrong time".
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.