El asesino regresó al vehículo, un Citroën, donde le esperaba al volante el segundo etarra, y ambos huyeron hacia la vecina calle de Pérez Galdós. Allí abandonaron el coche, aproximadamente a un centenar de metros del lugar del atentado. El coche utilizado por los terroristas había sido robado a punta de pistola hora y media antes en la localidad vizcaína de Galdácano. Su propietario, un joven que se dirigía al trabajo, fue esposado y encerrado en el maletero, desde donde escuchó los disparos de sus secuestradores. El rehén dio golpes en el coche cuando pensó que había sido abandonado, y fue liberado por un empleado de un comercio próximo.
La capilla ardiente con los restos mortales de Juan fue instalada a media tarde en el Gobierno Militar y el funeral se celebró la mañana del día siguiente, 26 de abril en la Basílica de Begoña. El ministro de Defensa, Narcís Serra, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Miguel Íñiguez del Moral, se desplazaron a Bilbao para participar en las honras fúnebres.
Cuando el féretro salía del templo fue recibido con aplausos y vivas a España. Algunas personas increparon a las autoridades con gritos como "iros ahora a negociar a Argel". La ruptura de las conversaciones de Argel el 6 de abril había provocado ya el asesinato del sargento de la Guardia Civil José Calvo de la Hoz, el día 12. Además, se enviaron dos paquetes-bomba, que provocaron heridas gravísimas a Joaquín Bordonaba Urriés y a José María Rubio Vázquez.
Para el PNV, el asesinato de Juan Bautista Castellanos suponía una nueva frustración a las esperanzas de paz. El Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) advirtió que la generosidad de los demócratas estaba tocando a su fin. Eusko Alkartasuna pidió la retirada de cualquier apoyo social a quienes promueven y alientan la violencia, mientras Euskadiko Ezkerra subrayó que la única condena que no se ha escuchado es la de Herri Batasuna. Por su parte, el obispo auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte, aseguró en un comunicado que "la misma esperanza de una paz cercana va siendo asesinada cada día con estos crímenes".
ETA reivindicó el atentado en un comunicado hecho público el 8 de mayo en el diario Egin.
Juan Bautista Castellanos Martín, de 56 años, era natural de Abadía (Cáceres). Estaba casado y tenía dos hijas de 27 y 26 años. Ingresó en el Ejército a través de la Academia de Suboficiales, y había estado destinado en Bilbao desde el 22 de julio de 1954. El general de Brigada Ramón Martín Casaño, gobernador militar de Vizcaya, declaró tras el atentado que nadie puede entender lo que pretende una banda terrorista de asesinos al matar a un militar afincado en Bilbao hace más de 30 años. Fue íntimo amigo del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios, secuestrado y asesinado por ETA el 19 de octubre de 1983.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.