A las 14:00 horas del 18 de marzo de 1993, ETA asesinaba en San Sebastián al cabo primero de la Guardia Civil EMILIO CASTILLO LÓPEZ DE LA FRANCA, y hería gravemente a su compañero Victoriano Álvarez Álvarez de 22 años.
Los terroristas que efectuaron los disparos habían esperado durante más de 20 minutos, sentados en un jardín, a que llegara el coche en el que viajaban los agentes. El atentado se produjo cuando los agentes, que viajaban en el vehículo de Emilio Castillo, esperaban junto a un semáforo en rojo en la avenida de Ategorrieta. Habían terminado su servicio en el Puerto de Pasajes y se dirigían, vestidos de paisanos, al cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo, donde residían.
En ese momento, dos pistoleros de ETA se acercaron hasta el automóvil y realizaron, al menos, seis disparos. El vehículo, con el motor en marcha, se desplazó sin control unos metros hasta que un vecino se introdujo en él y lo paró. Los agentes no tuvieron tiempo de defenderse. Los asesinos huyeron a pie por una calle paralela a la avenida de Ategorrieta, que tiene un solo sentido para los automóviles.
Emilio murió poco después de llegar a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. Victoriano Álvarez resultó gravemente herido en el abdomen y ambas piernas. Tardó en curarse 1.081 días, pero quedó incapacitado de forma permanente para desempeñar su profesión.
Al día siguiente, a las doce de la mañana, se celebró el funeral por el alma de Emilio en el Gobierno Civil de San Sebastián, donde había sido instalada la capilla ardiente la tarde del día anterior. No se hizo en la parroquia de la Sagrada Familia, donde se celebraban habitualmente las misas fúnebres por los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, porque el párroco, Bartolomé Auzmendi, se negó a celebrarlo cuando se le pidió que lo oficiase sólo en español.
Este atentado se producía unas horas después del comienzo en París del juicio contra el dirigente etarra Francisco Múgica Garmendia, alias Pakito.
Por este atentado fueron condenados los miembros del grupo Araba de ETA Agustín Almaraz Larrañaga, alias Patxi, y José Ignacio Alonso Rubio, alias Iñaki, en 1999, y Sergio Polo Escobes en el año 2000.
Emilio Castillo López de la Franca, de 31 años, era de Ciudad Real. Estaba casado con Julia Aparicio y era padre de una niña de dos años. Él y su compañero Victoriano Álvarez, natural de Benbibre (León), llevaban año y medio en Guipúzcoa, asignados al Servicio Fiscal del puerto de Pasajes.
Para la viuda, los años que siguieron fueron "muy jodidos", como contó en septiembre de 2009 asoitu.es, con una depresión y constantes mareos que le hacían pasarse el día de la cama al sofá. "Yo no salí de este pozo hasta que un día oí decir a mi hija que yo no la quería porque no la cuidaba. Entonces decidí tirar para adelante".
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